Fotografias: Asier Rua y Nuel Puig.
Proyecto de Interiorismo.
Vivir la cocina como un gran espectáculo, eso es justo lo que propuse con este proyecto para Franke, presentado en la edición 2023 de ADN Forum by Lexus en la Plaza de Colón, Madrid. Desde el primer momento, tuve claro que quería transformar un contenedor marítimo en un escenario único donde la cocina dejara de ser un espacio funcional para convertirse en el corazón vivo de la casa, un lugar donde el diseño y la innovación dialogan para emocionar y sorprender. No se trata solo de hacer una cocina, sino de crear una experiencia que invite a vivirla desde todos los sentidos.
La propuesta nace con la voluntad de romper moldes sin perder la elegancia que siempre busco en mis trabajos. Elegí un negro intenso, puro y sin concesiones, que cubre paredes, techos y suelos. Esta oscuridad no es un obstáculo, sino una herramienta para centrar la atención en lo esencial: la belleza y la precisión de cada pieza de Franke. El negro envuelve el espacio como un terciopelo, generando una atmósfera casi teatral, de misterio y sofisticación. Al caminar por este interior, se siente una inmersión total, potenciada por la moqueta negra de Tarkett que añade una sensación de confort y quietud que invita a detenerse, a disfrutar de la presencia del diseño.
En ese espacio cerrado y aparentemente austero, la cocina cobra vida con la colección Mythos, una selección que representa la vanguardia tecnológica y la funcionalidad llevada a la máxima expresión. Cada elemento está pensado para integrarse sin estridencias, para que su uso sea intuitivo y fluido, sin barreras. La vinoteca con bandeja de roble extraíble es uno de esos detalles que me encantan, porque habla de un ritual cotidiano elevado a arte, donde almacenar y servir el vino es un acto cuidado y refinado. La placa con campana integrada, casi invisible, juega con la idea de desaparecer para dejar que la cocina respire sin interrupciones visuales. El horno a vapor, con su sistema de limpieza automático, invita a explorar nuevas formas de cocinar, haciendo que la técnica sea un aliado y no una complicación.
Pero no todo es tecnología fría y precisión; la calidez y el alma se materializan en cada pequeño detalle. La iluminación, por ejemplo, diseñada con Eflux, juega con la luz indirecta para dibujar sombras y realzar volúmenes, creando una atmósfera envolvente que va cambiando según la hora y la intensidad. Las lámparas Elaia de The Masie, en su elegante acabado de aluminio negro, son piezas escultóricas que, sin alzar la voz, refuerzan ese lenguaje monocromático del espacio. Me gusta pensar que la luz en un espacio no solo debe iluminar, sino narrar, provocar sensaciones y acompañar el ritmo del día a día.
Uno de los aspectos que más disfruto del proyecto son las dos islas centrales, revestidas en cuero vegano negro. El tacto y la textura de este material aportan un contraste interesante con el resto de superficies y reflejan un compromiso con la sostenibilidad sin renunciar al lujo y la innovación. Este cuero, de origen vegetal, añade una dimensión táctil que invita a acercarse y tocar, a vivir la cocina con los sentidos. Pero la verdadera revolución está en la capacidad de giro de estas islas, un sistema rotatorio patentado que permite que cada una gire 360 grados con un simple empuje. Esta movilidad transforma el espacio en un lienzo mutable, adaptándose a las necesidades del momento, a la compañía o al ánimo. Es un juego de volúmenes y movimientos que convierte el acto de cocinar en algo dinámico, incluso divertido, y que habla de un diseño que no se queda estático sino que evoluciona con el usuario.
En el fondo, este proyecto es una celebración de la cocina como lugar de encuentro, creatividad y vida. No es casual que la instalación incluya efectos especiales como humo y luces tipo discoteca, que convierten el momento de preparar una comida en un show que va más allá de lo meramente funcional. Me fascina cómo la cocina puede ser ese escenario donde se entrelazan las emociones cotidianas, donde la técnica y la sensibilidad se encuentran para crear algo único. Y hacerlo en un contenedor marítimo al aire libre, en pleno centro de Madrid, añade un contraste urbano y contemporáneo que intensifica la experiencia.
No es solo una cocina; es una propuesta que interpela a cómo vivimos hoy, cómo nos relacionamos con el espacio y el objeto, cómo la tecnología y el diseño pueden dialogar para elevar lo cotidiano. Cada elemento está colocado con intención, cada material y cada textura cuentan una historia que quiere seducir y emocionar. He querido que quien entre allí no solo vea una cocina, sino que la sienta como un espacio vivo, donde la funcionalidad se convierte en espectáculo y el diseño en emoción.
Este proyecto no es solo resultado de una idea, sino de la convicción profunda de que el diseño puede transformar la vida diaria, que una cocina no tiene por qué ser un lugar escondido o meramente utilitario, sino un centro dinámico de la casa, una experiencia que conecta, invita y transforma. Ese ha sido mi reto y mi placer en este trabajo, crear un lugar donde la innovación tecnológica se une con la sensibilidad estética para construir un espacio con alma, que mira al futuro sin olvidar que lo humano y lo emocional están siempre en el centro.
Así, la cocina se convierte en un escenario vivo, un espectáculo que invita a ser protagonista, a compartir, a sentir el pulso de la vida en cada detalle, en cada giro de la isla, en cada juego de luces y sombras. Este proyecto es mi manera de contar que la arquitectura interior no es solo hacer espacios, sino generar emociones, crear narrativas y sobre todo, hacer que quienes los habitan se sientan verdaderamente en casa.
©2025 sigfrido serra studio. All Rights Reserved.