sigfrido serra

après moi; le déluge

Después de mí, el diluvio. Madame de Pompadour, amante del rey Luis XV de Francia, formulaba esta frase después de la batalla de Rossbach, a modo de reflexión negativa del caos que estaba por venir. Sin embargo, pese a que todos conocemos como acabó la historia para la aristocracia francesa, sabemos, también, que después de un diluvio, hay un nuevo resurgir.

Este renacer, cambiar y resurgir no puede estar más presente cuando alguien se involucra en la renovación de un hogar. Los interioristas, al fin y al cabo, forman parte de este diluvio, y, también, han de involucrarse en las ilusiones y los sueños de los clientes, hasta llegar a entender y comprender sus motivaciones. Este proceso cambiante empieza, siempre, con una lluvia de ideas en la que es necesario captar la esencia del cliente para poder plasmar su personalidad en la obra. Y, muchas veces, durante el proceso se irán cambiando los espacios y habrá que adaptarlos a cada situación, pero siempre es será en la primera toma de contacto donde el cliente y los interioristas darán rienda suelta a su imaginación, forjando las bases del proyecto que se desarrollará.

Renovar un hogar tiene algo de renacer, de resurgir, de aires de cambio. Visitar la vivienda, tomar contacto con ella, involucrarse en los sueños del cliente y en sus expectativas es el punto de partida para adaptar el espacio interior a las necesidades de sus futuros habitantes. Ser interiorista requiere técnica, disciplina, conocimiento y mucha sensibilidad.

La intencionalidad de este editorial es plasmar y recrear esa primera toma de contacto. Ese momento, en el que, tanto el cliente como el interiorista, son más libres para crear a su antojo y se dejan llevar por la fantasía y la creatividad, soñando espacios futuros, sentando los cimientos del proyecto. He aquí un buen ejemplo del proceso creativo que realiza un interiorista, que ha de saber plasmar esas ilusiones y llevarlas a cabo.

Los valencianos Mateo y Sigfrido (SinMas estudio) nos trasladan hasta el principio de uno de sus proyectos y recreando el proceso creativo, imaginando espacios interiores, inventando composiciones, modificándolas. Nos muestran una vivienda en obras, en remodelación arquitectónica absoluta, que convertirán en el hogar que sus propietarios han ideado. Es el momento más proclive a la imaginación.

Y, en definitiva, tras el diluvio, tras el caos, vendrán también nuevos aires, nuevas aguas, permitiendo que el proceso vuelva a empezar, que todo fluya, que las ideas y los sueños se conviertan en una realidad.