Fotografía: Sonia Sabnani
Estilismo: The Santa Living
Construcción: Cerveró Obras
Proyecto de Interiorismo.
En el corazón de Valencia, Casa Punto nace como una exploración íntima sobre cómo el espacio puede hablar de calma, de identidad y de encuentro. Este proyecto, concebido por Sigfrido Serra Studio, no busca impresionar por su escala ni por su teatralidad, sino por su capacidad de transmitir serenidad. Es una casa que se entiende más desde la sensación que desde la forma. Una vivienda que no se contempla: se habita, se respira, se escucha. En ella, la arquitectura interior se funde con la emoción, convirtiéndose en un paisaje doméstico que celebra la quietud sin perder vitalidad.
El punto de partida fue la creación de volúmenes orgánicos, un gesto que define la experiencia espacial. Aquí no hay ángulos abruptos ni límites rígidos. Los encuentros entre muros y techos se redondean con suavidad, las columnas se diluyen, y la luz natural fluye sin interrupciones, generando una continuidad que parece más cercana a la naturaleza que a la construcción. Cada curva está pensada para acompañar el movimiento del cuerpo y de la mirada, para que quien habita sienta que la casa lo envuelve, lo protege y lo acoge.
El pavimento en madera dispuesta en espiga, con un perímetro en liso que recorre toda la vivienda, funciona como una base rítmica sobre la que todo sucede. Es un suelo que suena a hogar, que envejece con belleza y que marca el paso silencioso del tiempo. Sobre esta superficie, una paleta de tonos cremas, marrones y beige se despliega con naturalidad, evocando los paisajes secos y cálidos del Mediterráneo. Los materiales, todos nobles y honestos, están elegidos por su tacto y su capacidad de emocionar más que por su brillo. Linos, algodones, maderas y cerámicas conforman una atmósfera serena, donde el silencio también es un material de diseño.
Como contrapunto, la casa se abre a una energía diferente a través del color. Entre las tonalidades neutras aparecen destellos sutiles de terracota, verde y ocre. Son acentos que no buscan protagonismo, sino ritmo. Una conversación cromática que introduce una segunda lectura: una conexión con lo latinoamericano, con la fuerza vital de Colombia, reinterpretada desde una mirada mediterránea. Esa inspiración no es literal, sino emocional. Surge en detalles, en texturas, en la forma en que el color vibra sobre los materiales. Es una manera de unir dos lugares, dos sensibilidades, dos formas de entender la vida: la calidez valenciana y la exuberancia colombiana, fundidas en un mismo gesto arquitectónico.
La cocina actúa como el corazón energético del hogar. Su tono terracota, intenso y envolvente, irradia calidez y vitalidad. No es solo un espacio funcional, sino una escultura habitada. Los frentes acanalados, el mármol veteado y las proporciones estudiadas crean una composición precisa pero emocional. Este lugar concentra la vida diaria: el aroma del café, las conversaciones, la luz del mediodía. Cada detalle está pensado para transmitir presencia, para que la belleza no sea algo que se mira, sino algo que se siente al tocar una superficie o al moverse dentro del espacio.
El mobiliario refuerza esa idea de equilibrio entre sobriedad y expresión. Piezas contemporáneas conviven con objetos personalizados y elementos de diseño que no buscan imponerse, sino dialogar entre sí. Todo en Casa Punto está al servicio del bienestar. No hay artificio ni exceso; hay intención. Cada objeto ocupa un lugar exacto, pero deja espacio para que la vida suceda. La casa no está terminada: está viva, en constante diálogo con quien la habita. Su belleza no depende de la perfección, sino del modo en que la luz toca las cosas, del tiempo que pasa sobre ellas.
La luz es, quizá, la gran protagonista invisible del proyecto. Tamizada por cortinas ligeras de lino, se desliza por las superficies, acariciando la madera, el mármol y las paredes encaladas. A lo largo del día, esa luz transforma los espacios y los estados de ánimo. Al amanecer es suave y dorada, al mediodía se vuelve nítida y blanca, y al atardecer adopta un matiz cálido que envuelve el interior en una atmósfera casi líquida. Más que iluminar, la luz en Casa Punto acompaña. Es un elemento emocional que revela la arquitectura sin exhibirla, que deja entrever el alma del espacio.
Cada detalle —una curva, una textura, una sombra— forma parte de una misma narrativa: la de un hogar pensado para sentirse. Casa Punto no busca deslumbrar, sino reconfortar. Es una vivienda que celebra lo esencial y lo sensorial, donde la arquitectura deja de ser una estructura para convertirse en experiencia. En ella, los límites entre el interior y la emoción se disuelven. La materia, el color y la luz se entrelazan para contar una historia sobre el habitar contemporáneo desde una mirada humana.
Casa Punto es, en definitiva, una reflexión sobre el equilibrio. Un espacio donde lo mediterráneo se encuentra con lo latinoamericano, donde la geometría dialoga con la curva, donde la serenidad convive con la energía. Una casa que no pretende impresionar, sino acompañar. Que no impone, sino sugiere. Que no enseña, sino que invita a permanecer. Porque al final, el verdadero lujo de un hogar no está en lo que se muestra, sino en lo que se siente cuando todo encaja en silencio.
Agradecimientos: The Masie, Raúl del Chano, Arenaa Home, Los objetos decorativos, Malva Studio, Aldea, Marset, Casahari, Fulanita Justino del casar, Smeg, Bancal, Lorena Canals, Heirloom, Aldo, Victor Gonzalez, Galería Vangar, y Serra Concept.
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