Fotografias: Nacho Uribesalazar y Nuel Puig.
Proyecto de Interiorismo.

La sala, The Masie, Casa Decor 2025.

En la 60a edición de Casa Decor, la plataforma más influyente en interiorismo y estilo de vida en España, presento La Sala, un espacio que va más allá de la estética para expresar una filosofía de vida y diseño. Este proyecto es mi invitación a habitar un lugar donde la emoción, la calma y la funcionalidad se entrelazan para crear una experiencia que abraza el día a día desde la autenticidad y la sensibilidad. La Sala no es solo un interiorismo; es un territorio de encuentro donde las conversaciones, las risas, los silencios y los pequeños rituales cotidianos cobran sentido. Es el espacio donde salón y comedor se funden, no solo en su uso, sino en su esencia afectiva. Porque para mí, el diseño encuentra su plenitud en el corazón del hogar, donde sucede la vida en toda su riqueza y complejidad.

1Este proyecto parte de la idea de construir una escenografía viva, que se siente más que se mira, que se toca más que se muestra. Un entorno flexible y sensorial que no actúa como un decorado inmóvil, sino como un espacio que se adapta, que invita a detenerse y a disfrutar con todos los sentidos. Aquí, el diseño es un medio para potenciar experiencias, un lenguaje que sugiere y acompaña, no que impone ni limita. Cada elemento responde a una coreografía cuidadosamente pensada, donde la materialidad, el color, la forma y la disposición dialogan para generar una atmósfera de calma y energía equilibradas.

El blanco es el protagonista silencioso, un lienzo que recoge y amplifica la luz, que ofrece un respiro visual y permite que los colores emerjan con fuerza. Frente a esta neutralidad, dos tonos cobran protagonismo con intencionalidad: el verde pistacho, fresco y vital, que aporta un toque de espontaneidad y modernidad; y el rojo borgoña, profundo y elegante, que inyecta carácter y una sensibilidad casi teatral. Estos colores no están ahí por capricho decorativo, sino para crear un diálogo cromático que equilibra la intensidad con momentos de sosiego, modulando el ambiente para que el espacio respire y evolucione con quienes lo habitan.
 
Las formas geométricas puras, sello distintivo del espacio, se alejan de la mera funcionalidad para convertirse en gestos emocionales. Volúmenes rotundos, líneas depuradas y curvas audaces construyen una atmósfera donde lo escultórico convive con lo cotidiano. Cada pieza —ya sea mesa, asiento o luminaria— se presenta como un objeto de diseño con vida propia, destinado a ser usado, vivido y reinterpretado. No solo cumplen una función práctica, sino que son cómplices de las relaciones que allí se desarrollan.
Los materiales seleccionados refuerzan esta coherencia entre estética y sensibilidad. Apostamos por texturas contemporáneas, sostenibles e innovadoras que aportan calidez y autenticidad. La belleza no reside solo en la forma, sino en cómo esa forma se percibe, cómo se siente bajo la piel y cómo envejece con el tiempo. El contraste entre superficies mate y brillantes, lisas y rugosas, frías y cálidas, crea una narrativa táctil que se suma a la experiencia visual, invitando a una conexión profunda que crece en la cotidianidad y no busca el impacto inmediato.
 
La luz se convierte en otro lenguaje fundamental del espacio. No se trata de iluminar técnicamente, sino de acompañar, de sugerir, de crear atmósferas que cambian según el momento y el uso. La iluminación baña las superficies con delicadeza, proyecta sombras que dan volumen y guía la mirada sin forzarla, haciendo que el espacio se sienta vivo y mutable, como la vida misma.
Cada rincón de La Sala está pensado para facilitar encuentros, intercambios y convivencia. No existen jerarquías entre salón y comedor; ambos se entrelazan, se contaminan y se enriquecen. Este flujo refleja la naturalidad de las relaciones humanas: conversaciones que se alargan, comidas que se prolongan, momentos de pausa y encuentros inesperados. En este espacio, los muebles no son solo objetos, sino actores activos de esta puesta en escena vital. Son soporte, pero también evocación; sostienen cuerpos, pero también historias y silencios. Son formas que crean lugar.
El proyecto se enriquece con colaboraciones que aportan capas adicionales de significado. Por ejemplo, un revestimiento hecho con toallas recicladas, que aporta textura y calidez, pero también un compromiso con la sostenibilidad y la economía circular. La reutilización no es un detalle, es parte del alma del proyecto. La madera, tratada cuidadosamente para realzar su belleza natural, se convierte en un testimonio del paso del tiempo, en una presencia que aporta historia y autenticidad. Las piezas versátiles que conectan interior y exterior permiten que los límites entre ambos espacios se diluyan, creando una transición fluida y natural que invita a vivir sin barreras. Y el pavimento porcelánico, con su acabado sobrio y elegante, actúa como un fondo silencioso que sostiene y refuerza la identidad del conjunto sin competir por protagonismo.
Así, La Sala no es un espacio estático, sino una experiencia habitable que busca reconciliar funcionalidad y expresión. Un lugar que acoge la vida real, con sus imperfecciones, sus momentos de calma y sus estallidos de energía, y que al mismo tiempo la eleva, la dignifica. No es una fórmula repetida, sino un gesto de confianza en el diseño como una herramienta cultural y emocional que transforma y enriquece.
En tiempos donde el diseño a menudo busca la espectacularidad efímera, esta propuesta apuesta por una belleza silenciosa y significativa, que acompaña sin abrumar, que invita sin imponer, que se sostiene en la emoción más que en la moda. Habla de cómo queremos vivir y relacionarnos con nuestro entorno y con los demás. Recuerda que el hogar no es solo un espacio físico, sino un escenario para la vida, un refugio para las emociones, un lugar para compartir y crecer.
 
Esta es mi manera de mirar, de pensar y de sentir el diseño: como un acto íntimo y colectivo a la vez, una forma de habitar que reconoce la materia, el detalle, la luz y el gesto, pero también la palabra compartida, el tiempo detenido y el placer de lo simple. La Sala no es solo un espacio, es una invitación a redescubrir el poder transformador del diseño cuando se pone al servicio de lo esencial y lo cotidiano.
Agradecimientos: The Masie, Harmony, Creavalo, Gresmanc, Quide, cire y Muebles Serra.